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¿Qué define a la foto perfecta? ¿Se trata de captar la realidad tal y como la vemos? ¿Se trata de transmitir una emoción percibida o sugerida? La fotografía, arte de aprender a ver, no puede responder si no es a través de sí misma. Ya lo decía Wynn Bullock: «cuando estoy haciendo fotos, lo que estoy haciendo en realidad es buscando respuestas a las cosas».

Pero, siguiendo con otro lema clásico, esta vez de Philippe Halsman, «para el fotógrafo es más importante la cabeza que la cámara». La cámara es, por tanto, la herramienta con la que captar la foto que está en nuestros ojos. Y aquí entran en juego dos factores: conocer nuestro ojo, y conocer nuestra cámara.

La del LG G6 ha sido considerada por muchos expertos una virguería técnica, la principal feature de este smartphone. Pero si nos limitamos a su Modo Automático nos estaremos perdiendo gran parte de sus capacidades. Sí, eso no niega que podamos lograr magníficas instantáneas, pero tampoco invalida que profundicemos en esas respuestas, en lograr esa realidad deseada, reflejada a través de nuestro ojo.

Conociendo a fondo el tipo de lente

Se dice que el buen profesional sabe sacar todo el jugo a sus herramientas. Las del LG G6 son las siguientes: dos lentes, una de 29,71 milímetros, angular de 71º y apertura máxima f/1,8 y otra de 5,04 milímetros, angular de 125º y apertura de f/2,4.

¿Nos dicen algo estos datos? Tal vez no, acaso que la primera, en términos prácticos, es superior a la segunda. Pues ya lo tenemos: dependiendo del tipo de foto que queramos tomar nos conviene concentrar nuestras energías en una u otra. La primera lente es ideal para esas fotos detalladas desde planos más cortos. Por suerte podemos elegir entre dos. Y si lo tuyo son los selfies, la cámara frontal es tu aliada, ya que incluye detector de sonrisas y configuración de angular —con dos opciones, ángulo de 82 y de 100º—.

Y el tipo de angular

El angular determina un ángulo, el de visión. A mayor cantidad de grados, mayor “amplitud” a mostrar. Nuestro ojo tiene una capacidad limitada pero no olvidemos que tenemos dos lentes sobre la cara: juntos suman más de 180º.

Un gran angular será capaz de capturar más “espacio”, pero llegará un punto donde la foto se deformará. Cuando no es deliberada, la distorsión propia del “ojo de pez” es resultado de no ser capaz de definir toda la distancia focal sobre el mismo plano. El gran angular sirve para tomar buenas fotos en ambientes a baja luminosidad, con mayor profundidad de campo.

El WB, o balance de blancos

¿Has oído hablar del balance de blancos? Sirve para decirle a la cámara a qué temperatura (lumínica) se encuentra el ambiente. Sí, el color tiene una temperatura, se mide en Kelvin (K) y determina el color blanco puro en 5.500K. Si deseamos una de tungsteno, nos arrimaremos a los 2800k; un día nublado se encuentra sobre los 6.000k.

Normalmente podemos tratar la luz para obtener un plano más homogéneo y acorde con la realidad, o filtrar la temperatura para obtener el tono deseado. ¿Queremos erradicar esa luz amarilla de casa-de-la-abuela? Sencillo: enfriamos un poco la escena.

Como es obvio, en el LG G6 se mantiene en auto. La mejor forma de personalizarla a nuestro gusto es sobre bases de color planas, cartulinas blancas, negras y grises, para ir definiendo el punto de blanco. Una vez pillemos el control a los resultados del terminal podremos ir jugando con esta pestaña.

¿Qué hacemos con el PDAF?

Hagamos un inciso: muchos usuarios se preguntan para qué sirven estas siglas: el «enfoque automático de detección de fase» ayuda a que las fotografías en condiciones de poca luz y movimiento sean más estables. Un algoritmo se encarga de corregir los niveles de nitidez y ruido.

Pero aún podemos jugar con otra de las configuraciones clave de esta cámara: el guide shot. Nada como tener un buen montón de fotos para ir descartando. Gracias a esta opción podemos escoger distintas imágenes con idéntica composición, usar una como molde, y crear una nueva foto.

Cuidando nuestra exposición

«OIS» no es una onomatopeya hortera, sino las siglas de “estabilizador óptico de imagen”, un parámetro que se mantendrá en auto a no ser que juguemos con él —y spoiler: no siempre nos valdrá mantenernos en los 1/30 – 1/25—.

Definamos primero la parte teórica: el tono marca la longitud de onda dominante del color que vemos. La saturación mide el grado de pureza del color. Si saturamos de verde una foto, simplemente veremos una foto coloreada de verde. Y aquí entra en juego un tercer actor: el brillo, o cantidad de luz emitida o reflejada sobre los objetos.

Dicho esto, en nuestra mano está jugar con estos distintos parámetros e ir variando la exposición: 1/2000 arrojará una foto terriblemente oscura; ⅓ arrojará una foto viciada de luz, hipersensible —y de captura más lenta—.

Ten un poco de sensibilidad…

Siguiendo con la línea anterior, la sensibilidad ISO le indica al sensor qué cantidad de luz debe “absorber”. Los fotodiodos, esas compuertas microscópicas de las que se compone un sensor, pueden recoger mayor o menor cantidad de información. Para hacernos una idea: cuanto más bajo es el valor, mejor absorbe la luz, cuanto más alta, más granulado, mayor ruido.

Pero, claro, se pueden conseguir efectos cinematográficos muy interesantes. Los valores comunes van de 50 a 3200 —300 suele ser una zona intermedia común—. Y aquí está la clave: la apertura del diafragma limita la profundidad de campo. Esta es la razón por la que las fotos oscuras tienden a salir movidas, la razón por la que, cuanta menos luz hay en escena, mejor “pulso” exigen. Tenlo en cuenta.

¿Para qué sirve el AF?

Hablemos del enfoque automático. Existen distintos tipos de AF (los más comunes son S, C, A, o DMF, que permite enfoque manual para afinar) pero, para nuestro interés, nos debe quedar algo claro: la cámara de forma predefinida está configurada al infinito. Ella suele autoenfocar los objetos analizando la distancia que le separa de los mismos, pero los resultados no siempre son los deseados.

Para conseguir ese agresivo efecto bokeh de algunas postales comerciales debemos definir muy bien la distancia del objeto para que el LG G6 se concentre en él e ignore el resto. Como es lógico, esto no sirve para una panorámica, sino para una foto detalle donde queramos destacar un elemento.

HDR sí, pero con sentido común

HDR son las siglas de Alto Rango Dinámico. A estas alturas todo el mundo parece conocer su función: aumenta los niveles de exposición de las zonas de una imagen, pudiendo conseguir, a efectos prácticos, un color y forma más definido y contorneado.

Si somos muy amigos de los filtros vivid debemos saber que el HDR puede confrontar con algunos: a la hora de tomar nuestra fotografía a veces tendremos que elegir entre detalles o color, entre un cielo sobreexpuesto y de un azul vívido o en intentar captar mayor matiz de grises, algo más sobrio (y humano).

Sin ambages: el problema es que un exceso de HDR puede acabar “quemando” la foto. No nos olvidemos de aquella máxima: la foto está en nuestro ojo.

Flash y velocidad de disparo

La cámara del LG G6 cuenta con distintos tipos de disparo. ¿Somos de pulsar con el dedo índice y esperar a la foto perfecta? Mal. Algunas de las mejores fotos son resultado de una divina casualidad, de un Modo Ráfaga inteligentemente lanzado.

Además, esto nos permite usar al máximo las posibilidades del flash, ya que no siempre nos encontraremos con el equilibrio adecuado en la intensidad lumínica. Así que, por cuestión estadística, repetimos: hacer muchas fotos es la mejor forma de hacerse con las mejores fotos. Juega con el temporizador y las ráfagas automáticas (manteniendo pulsado) para encontrar ese Santo Grial fotográfico.

¿Que significa la “ƒ”?

Este no es un consejo propiamente dicho pero sí un valor para conocer a fondo cómo funciona nuestra cámara. La apertura ƒ afecta a la distancia focal y a la cantidad de luz capaz de absorber. Al comienzo hemos pasado de puntillas por aquí pero, en resumen, diríamos que el valor ƒ define la flexibilidad del diafragma de la cámara.

Los dos sensores del LG G6 cuentan con valores f/2,4 y f/1,8, lo que nos indica que uno es más grueso que el otro, así que uno deja menos espacio para pasar la luz. Es como un túnel: cuanto mayor sea el valor más gruesos son los muros y más estrecho el conducto por el que penetra la información.

Concluyendo, si quieres lograr la mejor foto existe una máxima: piensa la foto antes de hacerla, tómate tiempo en disfrutar de las distintas variables y configuraciones y dispara tantas veces como necesites, que ya tendrás tiempo después para ir descartando.