Los portátiles de 17 pulgadas siempre han sido vistos con recelo, como el límite de lo portátil. El estándar “15.6” ganó la partida hace ya una década y los convertibles o dos-en-uno de 12 a 14 pulgadas son la segunda opción más frecuente. Pero lo son por una razón: miedo. Miedo a destrozarnos la espalda cargando un mamotreto. Miedo a quedarnos sin batería porque, a mayor pantalla, más gasto energético en iluminarla.
Como siempre, en cada sentencia hay algo que matizar. Y más en el gigantesco mercado de los ultrabooks.
Que LG solo cuente con un portátil en su gama, la familia Gram, parece que ayuda a centralizar esfuerzos. LG Gram nació con alma de ultrabook: marcos mínimos, peso pluma —durante un tiempo logró posicionarse como el laptop más ligero del planeta— y autonomía máxima. ¿Se pueden trasladar estos compromisos a un sistema de 17 pulgadas? La respuesta es un sí tan rotundo que parece ciencia ficción.
¿Cuánto pesan 17 pulgadas?
¿Por qué elegir 17 pulgadas en vez de, por ejemplo, el mismo modelo de 14 o 15,6? Existe una prueba milenaria, absolutamente secreta, para responder: pon los dos juntitos, uno al lado del otro. Ya está. Fin. Esa es la prueba. 15 pulgadas dan como resultado 38,10 cm de angular y 17 pulgadas ascienden a los 43,18 cm. Más de cinco centímetros son muchos clicks amplificados, son un incremento relevante en nuestro uso diario.
Esa fue la primera conclusión que pude obtener nada más compararlos. Uno es el modelo de testing que LG nos había facilitado. Otro es el que tenemos en casa desde el pasado septiembre. «Habrá cambios a peor», asumí, dando por hecho que su operatividad se reduciría drásticamente.
Y la talla sube, pero también el desempeño. No hace falta citar marcas ajenas: el LG Gram de 15,6 pulgadas contaba con 60.06Wh. Este modelo de 17 pulgadas asciende hasta los 72 Wh. La referencia que guardo no es fácil de superar: dos días de uso combinado sin buscar enchufe. Pero ya volveremos sobre esto.
En cuanto al peso, subimos de 1.150 gr a 1.340 gr. La primera conclusión es obvia: estas 17 pulgadas son las más portátiles que hemos visto. Si esos 200 gr de incremento llaman la atención, no olvidemos la perspectiva: muchos de los modelos de 14 pulgadas más vendidos durante 2018 pesaban entre 1,6kg y 1,8kg.
Una diferencia apreciable en cada momento: al reposarlo sobre las piernas estiradas sobre la cama, viendo Big Little Lies después de todo el santo día trabajando. Al meterlo dentro de una mochila impermeable sin intención ninguna de añadir el peso del cargador al pack. Al pasarlo de manos, o al coger otro objeto después: este LG Gram 17 pesa casi lo mismo que un brick de leche.
Portabilidad, qué bonito nombre tienes
Imagina ver las dos últimas temporadas de Juego de Tronos sin una sola carga de batería. Pues esta ofrece este LG Gram de 17 pulgadas —quizá necesites un extra de energía en los dos últimos episodios, y más cuando subas el brillo porque no seas capaz de distinguir el dragón en mitad de la noche—.
En cuanto a tiempos de uso, podremos ver ‘Satantango’ (Bela Tarr, 1994) o ‘Shoah’ (1985) con el brillo al máximo sin necesidad de buscar un enchufe. O zamparnos maratones de miniseries como ‘Chernobyl’ o ‘Heridas abiertas’ (HBO), sin preocuparnos del contador. Con el nivel de brillo ajustado a la mitad, al 50%, logré un día completo de uso y tuve que posponer la prueba hasta el día siguiente, cuando aún seguí navegando y consultando correos hasta mediodía.
Una garantía entre las 9 y las 12 horas que asciende hasta 19-20 horas si hacemos pausas puntuales. Desde el LG Control Center podemos hacer ajustes de la gestión energética, ganar unos minutos desactivando el Bluetooth o similares.
En términos de batería, dentro de la caja encontraremos un cargador de petaca muy reducido respecto al de anteriores modelos. La carga completa, el clásico de-cero-a-cien, tarda apenas dos horas en realizarse, gracias a su carga a 30W. Si entretanto usamos el equipo con cierto compromiso, la carga puede retrasarse hasta los 170-200 minutos.
También contamos con la opción de cargarlo vía USB-C, aunque nos quedamos sin ese puerto libre. Pero es una opción muy interesante para evitar yendo y viniendo con 200 gramos más a la espalda, para quienes trabajen con este equipo. El LED reconocerá el cargador aunque sea de 65W y el medidor de batería también mostrará los porcentajes restantes de carga.
El equipo, austero también por fuera y coronado con un único logo metálico, se vende limpio de preinstalaciones, más allá de los habituales accesos directos de Windows 10 —Xbox, Solitario, Candy Crush Saga, Netflix o Skype— y las apps propietarias: LG Easy Guide 2.0, LG Troubleshooting y LG Control Center. Algo que también afina el desempeño general.
Resistencia y portabilidad no son incompatibles
Con estas dimensiones y el peso asociado, podríamos pensar que nos encontramos ante un portátil que peca de poco resistente. Pero nada más lejos de la realidad. Ha sido diseñado y concebido para usuarios que aprecian la movilidad, la versatilidad y la resistencia, porque aunque nos encontremos con un dispositivo de este peso y dimensiones, esto no significa en absoluto que se hayan sacrificado otras características en el proceso.
Se trata de un equilibrio que logran mediante nanocarbono en su chasis —por su capacidad de dispersión y su matriz altamente resistente— y una carcasa en aleación de magnesio, algo propio de vehículos deportivos. El magnesio, con una masa un 33% menor al aluminio y hasta un 60% al titanio, concede al equipo resistencia y maleabilidad sin incrementar grosor ni peso.
No en vano cuenta con certificación militar 810-G, lo que se traduce en aguantar algo más que el traqueteo del día a día: temperaturas de hasta 33º bajo cero, una exposición a niebla de sal con un 5% de densidad salina durante cuatro días seguidos y hasta la capacidad de sobrevivir a impactos balísticos —método 516.6—.
No es broma, este LG Gram está amparado por 7 pruebas de resistencia de la ASTM (American Society of Testing Materials): si algún día, por algún experimento loco, abandonas tu portátil en el frigorífico durante horas, lo podrás rescatar y usarlo como el primer día.
En suma, la mejor forma de definir a este equipo es «portátil de 17 pulgadas orientado a movilidad busca dueño». Por supuesto, hay situaciones en las que podríamos pensar que su talla juega en contra. ¿Apoyarlo sobre una estantería para poner algo de música mientras nos duchamos? Difícil. Pero sólo hay que fijarse en nuestras rutinas diarias, en ese teléfono que ha ido creciendo de 5 a 6,5 pulgadas y baila en el bolsillo trasero del vaquero, sobresaliendo.
Silencio, se rueda
A lo largo de los últimos años, muchos ventiladores han imitado a sus hermanos pequeños los smartphones y evitado ventiladores a toda costa. A priori es una estrategia ganadora: un ventilador mecánico siempre generará un índice de ruido entre 12 y 30 decibelios, en la mayoría de casos.
LG revisó su minúsculo ventilador de 44 mm para servir únicamente de garantía al procesador. El resultado es un ruido mínimo cuando el equipo alcanza un desempeño máximo —nunca juegos, está claro, sino un uso multidisciplinar entre la transferencia de archivos, navegar con Spotify abierto y mientras dejamos en espera algún Excel—.
Un ruido que nos garantiza que, hasta en picos de temperatura —unos 85º a nivel interno, según el software dedicado— nunca llegamos a percibirlo desde la carcasa.
Hay otros equipos que no puedes ni dejarlos sobre las rodillas, corriendo verdadero peligro por sufrir una quemadura. Este LG Gram se mantiene como una roca, ajeno a cualquier oscilación de temperatura. Un beneficio que recibe, en parte, por los materiales elegidos: el magnesio absorbe menos temperatura pero fuga mejor: menos frío incómodo si estamos en un parque a horas intempestivas, y menos calor si lo usamos con el sol pegando de frente.
Teclado y touchpad: una historia de comodidad necesaria
¿Habéis sufrido alguna vez pinzamientos o inflamaciones en las muñecas por los incómodos teclados de tantos y tantos portátiles? Si la clave está en pantalla y teclado, ojos y manos, ya sabes dónde debes poner la mitad de tu atención.
Las reviews arrojando cifras de benchmarking están bien, pero para ello hay decenas de webs publicando exhaustivas gráficas. La realidad es esta: si el teclado y el touchpad son un incordio, todo el equipo lo es por extensión.
Este LG Gram de 17 pulgadas garantiza autonomía. Y sale más fortalecido cuando ese tiempo extra lo pasamos sin rompernos las manos. Un touchpad optimizado que reconoce las configuraciones gestuales, de clicks silenciosos y eslora generosa.
A esto hay que sumar un teclado de membrana muy silencioso, de recorrido cómodo, que no amontona teclas ni se saca de la manga trucos para presumir de colorines. Y si nos molesta la luz blanca de la retroiluminación siempre podemos apagarla. Para finalizar, un sensor dactilar en el botón de encendido nos recuerda que cambiar de cuenta en Windows 10 es tan fácil como acercar el pulgar.
En cuanto a la pantalla, este panel IPS de resolución 2.560×1.600 con reproducción del color del perfil 90% sRGB. 17 pulgadas con ángulos de visualización tan amplios como el fabricante garantiza, sin lavados de color ni perceptible disminución lumínica.
Tantos años tecnológicos han dado frutos. Aquella promesa que arqueaba cejas, la de “autonomía, peso pluma, rendimiento” se cumple en este LG Gram como un bendito augurio.
Con todo abierto, con Slack, Trello, Hangouts, Twitter, Facebook, Photoshop CC, Tidal, Calibre, Telegram web, una keynote, con diez o doce pestañas de informes en Excel, incluso algún que otro renderizado express para clientes, con todo funcionando durante una jornada laboral, este LG Gram responde de forma inmaculada en casa, en la calle, o en los puntos de tránsito, donde más se luce este elegante equipo.
Imágenes | Fotos propias, Apex Legends