Siempre que pensamos en el televisor viramos nuestra atención hacia el panel, el color y la resolución. Y la historia del TV es también la del mando a distancia, sus tecnologías, el cómo hemos mutado en nuestras rutinas y cómo de idiosincrásico ha sido, según cada hogar, quién tenía el control del ídem.
El mando a distancia transformó por completo la forma en la que interactuamos con nuestros dispositivos. Rotar de estación de radio o canal implicaba levantarse ex profeso. ¿A quién le tocaba esta vez? Existía cierto coste-beneficio, un riesgo que asumían los más pequeños de la casa. La comodidad trajo más oferta, más inputs mínimos, voracidad y hábitos más sedentarios. Pero también facultó espectadores más informados, más audaces frente a las rutinas televisivas.
Hoy hemos cambiado el discurso —aunque no tanto—: de La Primera y La Dos a Filmin, HBO, Netflix, Disney+ o PLEX; del cable coaxial al ethernet y de las guías y el teletexto a nuestras playlists con esas series de temporada que hay que ver sí o sí. Y el mando, casi sin darse cuenta, como un figurante al fondo del plano, ha estado asistiendo a cada novedad, apoyándolas o incluso construyéndolas. No en vano, el mando siempre recordó que hubo alternativa, opciones de cambio.
El mando a distancia, un breve recorrido histórico
Antes de que desarrollara una sutil técnica de camuflaje y se ocultase entre los cojines del sofá, bajo una pila de revistas o tras la única sudadera tirada en toda la casa, el mando a distancia posee un relato muy interesante que nos gustaría contarte. ¿Y si te decimos que el primer control remoto es más antiguo que la televisión misma?
Podríamos remontarnos a 1898, cuando Nikola Tesla presentó su primer control remoto en una exhibición pública, en un Madison Square Garden atento a un mecanismo que hacía mover un barco en miniatura desplazándose mediante ondas de radio. Y antes, a innovaciones de Marconi, William Preece o el investigador Jagadish Chandra Bose.
También tenemos a un español entre el genio y la vanguardia: Leonardo Torres patentó a comienzos de siglo su Telekino movido por ondas electromagnéticas. Fue presentado en 1903, en Bilbao. Como fuere, el primer mando data de 1955, cuando el Flash-Matic —revisión del Zenith Lazy Bones de 1950—, con aires de pistola láser, utilizaba haces de luz ultravioleta para subir o bajar el volumen y cambiar entre los distintos canales de TV. De aquí, al Blab-Off (1952), el Admiral Son-R (1957) o el Space Command de Robert Adler.
Con los años, el mando fue tornándose más complejo: no solo cambiar el dial, también encender o apagar el dispositivo —mediante control infrarrojo—, usando incluso la detección de movimiento para emular el apuntado de un mouse sobre un monitor. Y del infrarrojo a las ondas de radio como la tecnología Bluetooth —en la banda de los 2.4 GHz—, reduciendo la latencia y expandiendo el rango de acción.
Y lo mismo en cuanto a funcionalidades: microprocesadores, tarjetas USB e incluso, como los actuales mandos LG, un altavoz para gestionar todo el contenido a través de su pequeño micrófono y las opciones que brinda el Asistente de Google, Alexa o Siri.
Hoy, gracias a sistemas operativos como el webOS de los LG Smart TV —disponible tanto para iOS como Android—, con el mismo control podemos saltar de una serie o película en cualquier plataforma streaming, a la gestión de fotos, música o recetas de cocina tuteladas. Ya sea mediante el mando o nuestro smartphone, este ha sido el último bastión que ha convertido el televisor en la caja lista, el dispositivo multimedia que siempre aspiraba a ser.
AirPlay 2: una nueva generación de espectadores
Pero la pluralidad de opciones también ha generado incertidumbre entre los usuarios —¿será mi TV compatible con todo eso?— y algunos callejones sin salida. Algunos televisores solo son compatibles con el ecosistema de Android y Chromecast. Otros apuestan por su tienda y sistema operativo único y cerrado.
Los LG Smart TV, en cambio, siempre han apostado por la diversidad. No en vano, la mayoría de sus modelos cuentan con soporte para todos los estándares de HDR existentes. Y son de los pocos televisores que integran en su oferta AirPlay 2, por ejemplo. Gracias al soporte para este sistema, la marca coreana es compatible con todos los dispositivos de Apple. Podemos gestionar todo el contenido del iPhone, iPad, iPod Touch, Mac o incluso los HomeKits sin necesidad siquiera de tener un Apple TV.
Esta posibilidad está presente en gran parte de la gama de 2019 —como la familia UM7, NanoCell SM9 y SM9 y OLED— y en todos los lanzamientos en 2020 de los televisores LG Smart TV, tanto UHD, NanoCell, como OLED. Y si damos el salto a su gama superior, aquellos que cuentan con sistema avanzado de IA, tendremos el paquete completo: la mejor interactividad y los resultados más ágiles.
El método para establecer conexión no puede ser mas sencillo:
- Buscamos el dispositivo iOS en nuestra red. Solo necesitan compartir la misma red WiFi.
- Una vez conectado, navegamos entre las distintas carpetas de audio, vídeo, imagen, etc. Desde la app de fotos es aún más sencillo, clicando sobre “compartir > Airplay”.
- Volvemos al panel de opciones y elegimos “Duplicar pantalla”, eligiendo como salida el LG Smart TV que tengamos en la red compartida.
- Si estamos ante un Mac (de cualquier serie posterior a 2019, ya sea MacBook, iMac, Mac Pro, etc), tendremos que ir a la barra de opciones, elegir Airplay y, cuando aparezca el código, lo introducimos en el LG Smart TV para emparejar el TV al ordenador.
Por orden de la varita mágica
Como si de una varita mágica se tratase, el mando de estos televisores se llama Magic Control —actualmente es compatible con todas las versiones de WebOS 3, 4.0 y 4.5—. Y, además de contar con acceso directo a algunas apps de streaming como Netflix y Amazon Video, muchos de sus botones poseen funciones dobles Quick Access, Magic Link, apostando por menos botones y un diseño más ergonómico y sobrio.
En el centro suele encontrarse el botón de micrófono, a través del cual se activa una ventana pop-up en el televisor para mostrarnos un cuadro de diálogo con distintas opciones.
Imagina que estás a mitad de tu serie favorita y, por contexto, recuerdas que mañana tiene un viaje importante. «¿Va a llover mañana?», «¿cuánto se tarda en llegar al aeropuerto?» o «ponme una alarma a las 8:00 para no olvidar recoger el cargador» son algunas de las funciones que podemos pedir sin necesidad de movernos, interrumpiendo y retomando la reproducción de forma dinámica. Por supuesto, también podemos buscar obras por actor o director y ver si están disponibles entre nuestras apps.
Mediante comandos podemos abrir apps e interactuar con ellas —como, por ejemplo, buscar un concierto específico en Youtube o un capítulo de una serie concreta en Amazon Prime Video—, webs de Internet, gestionar el volumen, el canal, silenciar, activar subtítulos y, por último, acceder a otros productos LG de la misma familia, para saber cuánto le queda a un lavado, encender las luces o cambiar la temperatura del termostato. Y, si no nos apetece ver nada, siempre podemos recurrir al Modo Galería, actualizado por TripAdvisor, para convertir el panel en un catálogo de viajes con lugares famosos.
Y si antes era el niño quien se levantaba a cambiar el canal, ahora puede usar libremente el mando sin preocupación. Además de la seguridad del sistema operativo y el control parental, hablamos de un sistema basado en cursor tan simplificado que cualquiera lo entiende a la primera.
En cuanto al cerebro del control, los nuevos UHD y NanoCell cuentan con un chip α7 de 2ª generación para procesar toda la información. Los televisores OLED, al necesitar un nivel superior de procesamiento en imagen y sonido, cuentan con un chip α9 de segunda generación.
De nada sirve un ansioso mar de información sin un control que le dé orden. Hoy día, levantarse para subir el volumen nos parece bárbaro —y más si se nos caían las palomitas por el camino—.
Cuando te acostumbras al sistema de IA, al webOS de los LG Smart TV y a la comodidad del Magic Control tienes una sensación similar respecto a todo lo que has estado usando antes. Ya era hora de ver evolucionar a un simple rectángulo vitaminado con dos pilas AAA.
Imágenes | LG, TerraMedia