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El 28 de diciembre de 1985, un público selecto pudo ver ‘La salida de la fábrica Lumière en Lyon’, el primero de los 10 cortos que fueron proyectados ese día. Nacía el cine en el Grand Café de París y por delante tenía toda su historia por escribir. Durante tres décadas, el cine dominaría en solitario el audiovisual. Pero pronto el televisor iba a entrar en escena para ponerlo todo patas arriba.

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Los televisores OLED de LG son la última tecnología en visionado, más natural, brillante y realista. Su innovador diseño garantiza una inmersión total.

Hoy, el cine sigue atesorando muchos de los atributos que lo hicieron triunfar en sus inicios. Sin embargo, el televisor ha ido conquistando los corazones de la audiencia de la mano de nuevos formatos y, sobre todo, de una evolución tecnológica que hace que, en la actualidad, la pequeña pantalla no tenga nada que envidiarle a la grande. En 2020, gracias a tecnologías como OLED, el televisor es la mejor alternativa a la pantalla de cine.

El día en el que el televisor mató al cine

Mudo y sin color en sus inicios, el cine pronto se impulsó en la tecnología para convertirse en una gran alternativa de ocio. Títulos como ‘Rebeca’ o ‘Ciudadano Kane’ nos hablan de un tiempo de obras maestras sin rival, un tiempo conocido como la Era Dorada de Hollywood en los años 40 y principios de los 50 del siglo pasado. El mundo del cine ha seguido produciendo grandes títulos hasta nuestros días, pero ya nada volvió a ser igual a aquellos años.

El poder de los grandes estudios y su capacidad de inversión pronto se vieron socavados por un actor emergente: el televisor. El nuevo invento no fue lo único que acabó con la época dorada de la gran pantalla, pero los años 50 y 60 del siglo XX dibujarían un nuevo escenario audiovisual en el que el televisor ganaría cada vez más protagonismo y acabaría conquistando casi todos los hogares del planeta. Hoy, más de un 80% tiene al menos uno.

De acuerdo con el artículo ‘The Economic History of the International Film Industry’, las ventas en taquilla cayeron en un principio, tras la aprición de la pequeña pantalla, pero se estabilizaron durante los 60. De hecho, permanecieron sin grandes cambios durante el resto del siglo XX y la industria cinematográfica pronto aprendió a sacar partido de un nuevo canal de distribución: el televisor. Un canal directo a los hogares de los espectadores.

En la actualidad, la televisión tradicional o lineal, apoyada en las nuevas plataformas de streaming, siguen compartiendo el ocio audiovisual con el cine. En los principales mercados del planeta (China, India y Estados Unidos), las ventas en taquilla vuelven a crecer. Y la industria audiovisual global (cine, televisión y vídeo) facturó en 2018 cerca de 290.000 millones de dólares estadounidenses.

Así, la gran pantalla sigue siendo una gran alternativa, pero lo cierto es que la tecnología ha transformado la experiencia televisivaEl negro puro de OLED de LG, los colores y matices del HDR o los nuevos procesadores y la inteligencia artificial permiten disfrutar de las películas tal y como fueron concebidas por sus directores. Sin salir de casa.

El negro puro de OLED

Si un objeto no emite ni refleja luz, es negro. Lo que es física básica en la naturaleza, ha sido más difícil de lograr de lo que podría parecer en la pantalla de un televisor. No fue hasta la aparición de la tecnología OLED de LG que se eliminó la necesidad de instalar un panel de retroiluminación. Como en los paneles OLED (en inglés, Diodo Orgánico Emisor de Luz) cada píxel se ilumina individualmente, cuando quieren mostrar negro simplemente se apagan.

Es así que los televisores OLED de LG alcanzan el ansiado negro puro. Un color que atrapa a nuestro ojo y hace brillar al resto de colores. Además, las pantallas OLED permiten ángulos de visión más altos de lo habitual. Lo consiguen también gracias a eliminar la retroiluminación y trasladar la fuente de luz al frontal de la pantalla. De esta manera, la experiencia audiovisual no pierde calidad, aunque se observe la pantalla desde una mayor distancia o desde un ángulo más abierto.

El negro puro de OLED es, además, la piedra angular del contraste infinito de los televisores de LG. Al lado de un contraste perfecto de negros, cada píxel brilla más y es capaz de reproducir matices más ricos y brillantes y, en definitiva, más cercanos a la realidad.

HDR y el espacio de color

Partiendo del negro, para alcanzar una experiencia audiovisual similar (o, incluso, superior) a la del cine, es necesario también que brillen el resto de colores. La capacidad del ojo humano de observar y diferenciar colores viene definida por lo que se conoce como espacio de color. Este concepto también se aplica al cine y el televisor y ha ido tomando la forma de diferentes estándares, cada vez más exigentes.

Así, la primera referencia fue el REC.601, un espacio de color capaz de representar solo una pequeña parte de lo que el ojo humano percibe. Tras él llegaría el REC.709, referencia en HD y Full HD. Hoy, para la televisión UHD, se han definido los espacios de color DCI-P3 y REC.2020. Las generaciones más avanzadas de televisores OLED de LG son capaces de representar un 99% del DCI-P3 y más del 80% del REC.2020.

En busca del color más real, existe otra tecnología que está cambiando la concepción de la televisión: el HDR (siglas en inglés de color de alto rango dinámico). Esta tecnología es capaz de corregir la iluminación de las escenas para mostrar una mayor calidad de color, un mayor contraste y un mayor nivel de detalle. En la actualidad, existen diferentes estándares para HDR, como Dolby Vision, HDR10 Technicolor HDR o HDR 10 Pro, todos ellos soportados por las pantallas OLED de LG.

La importancia del sonido

Uno de los frentes de batalla en los que el cine mantuvo su dominio durante más tiempo fue el del sonido. Sin embargo, la tecnología también ha catapultado a la televisión en este aspecto. Los televisores OLED con tecnología Dolby Atmos generan un ambiente sonoro en tres dimensiones en el que el sonido fluye alrededor del espectador; una experiencia hasta hace poco reservada a las mejores salas de cine.

Dolby Atmos combina los canales de sonido tradicionales con objetos sonoros dinámicos, permitiendo una experiencia sonora de 360 grados en la que los sonidos no pueden ubicarse en un altavoz concreto, sino que se desplazan por el espacio. Dolby Atmos está integrado en los televisores OLED de LG, trasladando la experiencia del cine a los hogares. Además, las barras de sonido de LG potencian la capacidad de creación de objetos sonoros en el espacio, realzando el ambiente sonoro.

La inteligencia artificial y el procesador

Además del negro puro, el brillo del HDR o el sonido envolvente, el televisor se apoya en muchos otros pilares tecnológicos para rivalizar con el cine. El escalado inteligente, que permite añadir píxeles para ganar en calidad de imagen, o la capacidad de reproducir contenidos de hasta 120 fotogramas por segundo son algunos de estos atributos. Sin embargo, ninguno de ellos tendría sentido sin la inteligencia artificial y el procesador.

La última generación de procesadores Alpha de LG gestiona el brillo, la calidad de imagen y el sonido de forma inteligente en tiempo real. Los televisores OLED están equipados con algoritmos de deep learning capaces de optimizar la imagen en tiempo real, pueden gestionar el brillo para adaptarse al entorno y ponen la inteligencia artificial a los mandos de la experiencia sonora.

Han pasado ya 70 años desde la Edad Dorada de Hollywood y el televisor no ha matado al cine. Sin embargo, la revolución tecnológica en los paneles, impulsada en los últimos años por la inteligencia artificial, ha convertido al televisor en la mejor alternativa a la gran pantalla. Hoy por hoy, los televisores OLED de LG son los que ofrecen una experiencia audiovisual más completa.

Imágenes | LG, Wikimedia Commons